miércoles, abril 19, 2006

ahora

Ahora, como tantas veces, hay una canción que canto hasta durmiendo.
Y es que hoy he tenido pesadillas otra vez. Supongo que he tenido fiebre.

Pues ayer me puse enfermo, y además me corté con un cúter.
Llevaba mucho rato cortando con el cúter y 15 segundos antes de cortarme he pensado: "te vas a cortar". Pues mi dedo pulgar estaba por fuera de la regla metálica, por el lado donde debía cortar, y como si se tratara de papel, ha saltado un trozo, una rebanadita de dedo. El corte no ha sido tan limpio como tendría que haber sido. Creo que justo cuando me estaba cortando, he movido la mano y a parte de la rebanada tengo otro corte más perpendicular... Al rato, después de parar la sangre, y ponerme un vendaje con una pomada caducada del 2002, he encontrado el trozo de dedo que me falta. Casi todo era piel de esa que casi está muerta, pero había un poco de carne ensangrentada. No sabía qué hacer.

Creo firmemente que lo más lógico hubiera sido comérmelo, pero imaginarme masticando mi propia carne no me ha gustado mucho. Entonces lo he tirado a la basura. Un poco de pulgar en una bolsa negra cerrada, con los clinex usados, las colillas, restos de comida, papeles y espinas de pescado.

Llevo todo el día en casa sin hacer nada, soy un mal enfermo. Me siento mal estando enfermo. Cuando comía con mi familia me miraban y me preguntaban si tenía hambre. Les he pedido que no me hicieran caso, como si no estuviera, por favor. No quiero responder preguntas, no quiero que me cuidéis, no quiero comerme este bistec asqueroso que me recuerda a mi desaparecido trozo de dedo.
He dormido tanto durante el día que ya no voy a dormir más. Solo quiero estar solo y seguir pensando en el sabor desconocido de mi carne.
Ahora, si tuviera cocaína, me metería cuatro millones de rallas.