Antes me he puesto un disco en el discman para escucharlo entero. He preparado el momento, me gusta hacer esas cosas. El disco lo seleccioné este fin de semana para llevármelo a Dallas y sonó de los últimos. Intenté no hacerle mucho caso para escucharlo algún día (hoy) con tranquilidad. Mientras tanto he pensado lo placentero que es tener un disco que te de placer cada vez que lo escuchas. Lo mismo me pasa con unos cuantos libros que he comprado. Cada vez que los miro (que son muchas) obtengo eso tan agradable que no se como describirlo si no es placer. Y saber que podré mirar hasta que me muera ese libro también me gusta.
Además es esa sensación que tengo tan desagradable. Me pasaba cuando era más pequeño y era sonámbulo, y me pasa ahora cuando intento poner poca pintura. Pienso que gasto mucha e intento poner poca. Es muy difícil poner poca pintura. Es esa cantidad, entre nada y muy poco la que me descoloca.
Ayer soñé otra vez: alguien me manda construir un palacio, o una pirámide, algo muy grande. Esto ocurre en una época de hace tiempo, no tengo ni grúas ni cemento ni nadie que me ayude. Y tengo que cargar piedras enormes, enormes. Cuando tengo una piedra en la espalda y empiezo a caer porque no tengo fuerza me pongo a llorar y no puedo. En ese momento tengo la misma sensación que con la pintura.
Ahora estoy mareado.
2 comentarios:
todo eso que ves y que deletreas en las pantallas es justo lo que pienso...puede que con distintos contrastes y con los fundidos en otro lugar del film, pero estás haciendo de esto una buena trama cotidiana para lo que acabará siendo la pelicula de tu vida.
dibuja, escribe, captura...
gracias.
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