miércoles, junio 27, 2007

tan violenta, tan mala

Estaba en un avión enorme con solo dos butacas muy alejadas entre si. Comía cacahuetes y miraba por la ventanilla. Al otro lado, donde sería primera clase, Gloria Moreno le hablaba pero con el ruido del motor no entendía lo que le decía.

Le acompañó en el aeropuerto mientras esperaba que saliera su siguiente vuelo cuando Gloria tropezó con unos trozos de asfalto y cayó al mar. Él rompió a carcajadas, lloraba de risa mientras ella nadaba hacia la costa.
Margaret le agarró del hombro y le llevó junto a un montón de niños vestidos con camisetas naranja butano. A gritos le dijo que se pusiera su camiseta, que si no se perdería. Intentaba hacerle entender que él no era de ese grupo, que se confundía, que no estaban esperando la llamada para el mismo vuelo.
Pero Magaret no le escuchaba, metió una mano en su mochila y sacó una camiseta naranja, dijo: "la M, no?"
Le empujó dentro del baño y le alargó la camiseta, "¡entra y cámbiate! ¡ya estoy harta de esperarte!" él intentaba cerrar la puerta y dejarla a ella y a la camiseta fuera, pero su pelo rubio rizado y su brazo se colaban dentro. Cerraba la puerta con fuerza contra su brazo, daba golpes y veía como ella seguía intentando meter la camiseta dentro. Gritaba y le reñía, nunca había visto a esa rubia enfadada y menos de esa forma, tan violenta, tan mala.

Al fin cerró la puerta, se miró al espejo y se vio los ojos rojos. Se acercó y separó el párpado para ver si se le había metido algo. Sí, en el lacrimal tenía un punto blanco, con cuidado frotó con el dedo. Tiró un poco, sentía picor detrás del ojo, ahí donde toca con el cerebro, siguió tirando, iba saliendo un hilo que parecía lana mal hilada, seguía y seguía y el hilo pronto llegaba a la altura del grifo. Margaret no paraba de gritar desde el otro lado de la puerta cada vez con una octava más alta.
Los altavoces empezaban a anunciar su avión...


martes, junio 05, 2007

martes


así el martes estuvo todo el dia en casa. su amiga tuberculosa lloraba aïslada en su casa. el hombre arrollado ya estaba en casa y empezaba a caminar. el increíble gato ya comía algo y dormia un poco mas. el abrazo de la marinera de máquinas le dejó agotado, empezaba a despedirse ya, que estaria mucho tiempo fuera, flotando en un barco...